Trance y Estados Hipnóticos.
El trance hipnótico puede considerarse como un fenómeno que se produce en un continuo de intensidad emocional de forma natural. ¿Por qué de forma natural?. La respuesta es que esos estados son asequibles al sujeto durante su vida cotidiana, el punto es que no todos han advertido esta situación. Tal vez, escuchar hablar de “trance” evoque en el oyente un sinfín de imágenes y situaciones en buena medida emparentadas con una suerte de “estar poseído”, hablar en lenguas desconocidas, ser completamente inconsciente o estar enajenado. Lo cierto es que estas situaciones se dan en contextos en que la concentración está demasiado focalizada, ya sea en una idea directriz, en una actividad que provoque gran disfrute como puede ser una afición o un hobby o cualquier cosa en la que uno pueda sentirse “absorbido”. A más de uno nos habrá ocurrido en alguna o en más de una ocasión estar tan metido en alguna actividad, a tal punto que la percepción del tiempo se ve distorsionada, quizá en algún momento salimos de nuestro ensimismamiento para constatar en el reloj que ha pasado a lo mejor una hora o dos horas y ha parecido mucho menos. Para graficar mejor esta idea sobre lo que es un trance, otro ejemplo sería el de ir manejando por la ruta por un camino ya conocido, atentamente, prestando atención selectiva a la partida y a la llegada, no percatándonos de todos los puntos intermedios que atravesamos en ese viaje.
Aclaradas estas cuestiones, debemos decir que aparte del estado normal o sin hipnosis, existen tres estados de hipnosis o estados de trance:
Primera fase, trance ligero donde se da un incremento de la hipnotizabilidad, de la relajación y de la capacidad de centrarse en el mundo interno;
Segunda fase o trance medio: cursa con profunda inhibición muscular, analgesia, alucinación y sonambulismo;
Tercera fase: es de estupor, anestesia y animación suspendida.
Estas tres fases o grados de profundidad, dependerán de una serie de caracteristícas del sujeto en cuestión para ser alcanzadas, sobre todo la última. A fines de la utilización en psicoterapia, tanto los estados ligeros y medios sirven perfectamente obteniendo óptimos resultados.
Con respecto a la inducción y mantención del trance, según Milton Erickson (quizás la máxima autoridad en lo que a Hipnosis respecta en la historia) sirve para proveer un estado psicológico especial que permite al paciente reasociar y reorganizar sus complejidades psicológicas interiores de una manera concordante con su propia vida experencial. Además, sirve para permitirle un espacio para aprender más respecto a sí mismo y a expresarse en forma adecuada, entendiendo así al inconsciente del sujeto como un vasto almacén de recursos para la solución de su problemática y orientado hacia la salud. Una concepción bastante distanciada y más benigna del inconsciente respecto de otras escuelas de psicoterapia.
Volviendo a los niveles de trance a alcanzarse, encuentran estrecha relación con el nivel de sugestionabilidad del sujeto, así el nivel más leve será sumamente fácil de lograr en alguien altamente sugestionable. A medida que se entra en profundidad, al terapeuta se le hace más arduo el trabajo y más cauteloso deberá ser en la sugestiones y directrices que pueda llegar a proponer.
Lic. Mariano Dominguez