¿Por qué iniciar terapia?
Si haz llegado hasta aquí probablemente no haya sido por azar, quizás estés atravesando algún tipo de situación en la que se puede sentir que por mayor voluntad de mejora que se tenga, no hay avance, se cae en el estancamiento o se cae también en apelar a una sobrecarga de actividades en las que al fin de cuentas termina siendo un indicativo de que se está haciendo la vista gorda, esquivando aquello que debe ser enfrentado y que muchas veces nos damos cuenta de que no contamos con todas las herramientas que quisiéramos tener para darle solución a la cuestión. Es entonces donde debe tener lugar la ayuda y la intervención profesional, decisión que, aunque se sepa necesaria, también es bastante resistida por muchas personas por infinidad de factores y de prejuicios. Hoy en pleno siglo XXI y al margen de la difusión que tiene la Psicología en nuestro país, esto todavía existe. Al respecto hay que decir que hay que tener en cuenta que no se está “loco” por acudir a la consulta psicoterapéutica ni tampoco se es débil por solicitar ayuda profesional, al contrario, la voluntad de mejora y cambio con el trabajo que eso conlleva, no es sólo un acto de salud sino también de autoafirmación y coraje. Bregar por nuestra salud debe ser prioridad siempre, y aunque muchas veces pareciera que la vida y/ o las circunstancias se empecinen en azotarnos, es tarea y responsabilidad de cada uno de nosotros saber hacer con eso que nos tocó y construirnos nuestro propio bienestar.
¿Qué se puede tratar con Hipnoterapia?
Las afecciones, hábitos y conductas y los trastornos que pueden ser abordados con Hipnoterapia son muchos, aquí una lista a modo de ejemplo:
Ansiedad;
Autoestima;
Estrés;
Tabaquismo:
Obesidad;
Inhibiciones;
Timidez;
Dolor crónico (manejo del dolor);
Pánico;
Inseguridades/ miedos;
Dificultades/ disfunciones sexuales;
Fobias (social, específica, agorafobia);
Procesos de toma de decisiones;
Duelos;
Mejora del rendimiento deportivo;
Concentración;
Insomnio;
Problemas vinculares (familia, pareja, etc);
Estrés post-traumático.
Terapia de Pareja
La terapia de pareja es una de las ofertas de intervención psicológica más útiles y demandadas en la actualidad.
El motivo último o la intención principal de la consulta, suele ser un acto en dirección a empezar a construir (o reconstruir) ese vínculo que ambos quieren tener. La terapia de parejas, es altamente eficaz, dinámica y focalizada en la solución para poder alcanzar o retomar una armonía. Se trata de un enfoque de terapia más breve que una terapia individual, e incluso con una frecuencia distinta a la habitual.
A diferencia de una terapia individual, la terapia de pareja busca la comprensión y la solución de los conflictos o problemas que una pareja puede estar atravesando y no se centra en las dinámicas o problemáticas individuales, es decir, está centrada en resolver o mejorar los desacuerdos o inconvenientes que una pareja no está pudiendo solucionar.
Es normal y esperable que en el vínculo de pareja se den diferencias que cada miembro integrante de la pareja pudiera percibirlas e interpretarlas de diferentes maneras o con distinta intensidad, trayendo como consecuencia un perjuicio directo a la relación que puede expresarse en varias de sus aristas.
A partir de esto y cuando se observa la imposibilidad de poner solución, o que las soluciones ensayadas agravan la problemática, es que puede ser el momento de consultar en una terapia de pareja. Podría ser indicado para cuando:
Existen notorias fallas a nivel de la comunicación.
Buena parte problemas de pareja se basan en algo que parece simple pero tan complejo a la vez como lo son las pautas de comunicación. El espacio de la terapia de pareja, puede servir para introducir en el vínculo, nuevas dinámicas de relación en las que prime una nueva forma de expresión de los puntos de vista de cada miembro, dentro de una marco de respeto. En el curso del tratamiento, se apuntará a que cada miembro logre poder expresarse y ser escuchado. Sore todo reestableciendo la escucha mútua.
Existen problemas, fallas o disfunciones a nivel sexual.
El momento de asistir a terapia de pareja es, también, ese en el que hay poca armonía en las relaciones íntimas y en la expresión de afectividad. Esto involucra una gran variedad de situaciones y va más allá del ámbito de la sexualidad. Entendiendo también que, no todos estos problemas obedecen al problema individual de un miembro, sino que muchas veces se trata de un síntoma a nivel relacional y que puede tener un determinado sentido para la pareja, que sería preciso descubrir.
Hay desacuerdos en la crianza de los hijos, problemas y conflictos derivados de la paternidad y maternidad.
La expansión de la familia suele ser un acontecimiento feliz pero también problemática. Revoluciona todos los roles hasta ahora establecidos, tanto en la pareja como en la familia de origen y política. Muchas veces el tiempo dedicado a esta nueva función implica restar tiempo a la pareja y al cuidado del vínculo y de la intimidad. En la terapia de pareja se pueden discutir y establecer nuevas estrategias y recursos más acordes a la nueva realidad.
Existiera incertidumbre sobre el futuro conjunto.
Las relaciones de pareja involucran la forma que se experimenta el presente, y también, el modo en el que se planea el futuro juntos. Esto último en función de los deseos a nivel conjunto que motorizan el vínculo.
Al haber rispideces en esto último, la terapia de pareja puede ser de ayuda para encontrar nuevos recursos para expresar expectativas , temores y deseos que antes no se sabía cómo expresar, entender por qué sucedió y reencontrar la motivación.
Se de el atravesamiento de una crisis puntual.
Si se evidencia que los problemas experimentados en la relación podrían tener conexión con una crisis más o menos grave que tiene que ver con un hecho puntual, como un despido del trabajo o la muerte de un ser querido o simplemente encontrarse en un período de cambio de las diferentes etapas del ciclo evolutivo de la vida y de la pareja, la terapia puede ser de gran ayuda para menguar estas experiencias dolorosas, evitando que se extienda al ámbito del vínculo de pareja.
En el peor, de los casos, para separarse de la mejor forma posible.
Es una realidad que no debe ser negada. Muchas veces los consultantes acuden para poder poner punto final. Lamentablemente ocurre en ocasiones que la pareja ha atravesado largos períodos de disfuncionalidad y se ha vuelto ya algo crónico, la comunicación se vuelve inviable o se ha llegado a la violencia. Otras tantas un miembro quiere otra cosa y necesita gestionar la culpa que le implica dañar al otro con su decisión. Estas y otras muchas razones se pueden presentar en circunstancias como estas y hacen necesario el pedido de ayuda profesional.
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